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PERO MIRA CÓMO BEBEN. En plena cena de Navidad, se rompe una cañería y los ríos de Babilonia se precipitan desde el techo durante dos horas y media. La situación tiene gracia, porque no resulta sencillo dar con la llave que cierra. La modernidad eso tiene: cuanto más sofisticada más difícil se vuelve para el no profesional. Quién fuera fontanero.
Trajín de cubos y de vecinos afectados, mientras alguien pone unos villancicos para amenizar el achique de agua. Vemos cómo el parqué se va destrozando y cómo el falso techo se revela falso y comienza a formar estalactitas (o estalacmitas, nunca he distinguido). Todo suena a Poseidón.
En medio del zafarrancho, alguien apunta:
-Esto es porque no hemos puesto este año río en el Belén.
Publicado el martes, 26 de diciembre de 2006, a las 9 horas y 52 minutos
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