HUMO. Cuenta Gonzalo Hidalgo en su magnífico
blog una anécdota que contó una vez Jospeh Roth a propósito de la tolerancia cero con el tabaquismo:
“Dos judíos sentados en este banco, uno era fumador, el otro no. En eso, dice el que no fuma: ‘Deje usted de fumar tanto. Ya da asco. Siempre se sienta usted de manera que el viento me trae su humo’. El otro cambia de sitio y dice: ‘Soy un fumador. Los fumadores tienen que fumar’. ‘Si sigue usted fumando, no llegará a viejo’. ‘Pues aunque fumo, ya tengo setenta y cinco años’. A lo que replica el otro enfadado: ‘Pues si no hubiera fumado usted, ya tendría ochenta y cinco’».
Tratadme con respeto, que soy un anciano.