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BOULEVARD. No habiendo otras batallas que librar, la intelectualidad y la bohemia del botxo se tira de los pelos y sale a la calle para defender el Café Boulevard como patrimonio histórico de la ciudad, con su historia, su art-déco y su carcuncia, ahora que lo quieren cerrar.
A mí el Café Boulevard siempre me ha echado para atrás. Sólo una vez entré, casi obligado por un amigo "literato" y comprobé in situ lo rancio del lugar. ¿Hay que preservar lo rancio? No sé, a lo mejor sí, pero más bien en algún museo de lo Rancio, donde vivan a gusto las polillas.
En el Boulevard de los platos rotos...
Publicado el viernes, 6 de octubre de 2006, a las 9 horas y 12 minutos
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