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MANITAS DE ECOCHINA. Hoy me he calado la capucha antes de subir al jardín aéreo de Camden Town, donde la ausencia de Lin hacía juego con el cielo y su paleta de grises. Mis ojos vegetarianos se estaban preguntando dónde estaría su boquita de grosella cuando mi ecobarbie favorita apareció con sus manitas envueltas en dos protectores plásticos transparentes.

- ¿De dónde has sacado esas bolsitas, Lin?
- Las traje de mi casa.

A los chinos es mejor no hacerles muchas preguntas, no vaya a ser que me vaya a quedar sin respuestas. O, como decía un graffiti que vi en los servicios de La Buga del Lobo, durante mi última visita a Lavapiés: “Cuando tuvimos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”.

Lin, mi segunda investigación más preciada (y cada día con más puntos para convertirse en la primera de la tabla, pues considero más digestiva su lengua de clorofila que las secrecciones de La Canija y El Largo, de las que me ocuparé, cuando encuentre una mascarilla a buen precio), Lin, decía, tiene su casa, que a mí se me antoja casita, en la provincia de Jiang Xi.

“Jiang Xi” me suena a chino, tesoro. A ver si me sitúo: ¿Cómo se llama tu ciudad?

- Nanchang.

Bien, tu ciudad se llama Nanchang, pero dime, Lin, ¿cuántas personas han tenido el placer de verte, durante 23 años, cada mañana?

- Muchas.

Si mi ecobarbie favorita todavía no retiene líquidos, está claro que ya contiene sus palabras. ¿Racionará el uso del DRAE con todos o sólo conmigo?

Tomo notas para MSIMP, o sea, mi segunda investigación más preciada:

«Lin parece que rumia las letras. Apenas le he escuchado una docena de lindezas en toda una semana: “me”, “gustan”, “las”, “flores”, “en”, “la”, “tierra”, “no”, “en”, “la”, “botella”; “las”, “traje”, “de”, “mi”, “casa”; “jiang”, “xi”; “nanchang”; “muchas”».

Por ejemplo, esta mañana le he vuelto a preguntar cuántos años tiene y me respondió con otra cereza: “ya”, “te”, “lo”, “dije”.

Oh, Lin, comprende que, conforme está el cielo, es normal que se me haya nublado la memoria. Además, yo sólo quería contar tus palabras. “Tienes”, “veinte”, “y”, “tres”, le dije. La verdad es que tuve que obviar el reglamento y forzar un poco la numeración, pero al final empatamos a cuatro.

(Lin, nos vemos en la prorroga si Mao quiere y el tiempo acompaña).

Cuando era un crío, tuve un profesor de Geografía e Historia que se llamaba Don Fernando. Tenía barba, era buen profesor y todavía mejor persona. Sólo una pega, ahora que lo pienso: ¿por qué tanto macizo galaico-leonés (tan desgastado, el pobre, que en San Francisco le llamarían falla) y tan poco Yantsé?

Como uno no se plantea todos los días cambiar el objeto de su investigación más preciada, decidí aplicarme y proceder al estudio de los orígenes de Lin.

Tomo más notas para, hasta ahora, MSIMP:

«A pesar de que pedí notificación por escrito, Lin, víctima del cuentapalabras instalado en su boquita asilvestradamente afrutada, escribió el nombre de su provincia separado. Escríbase, a partir de ahora, Jianxi.

Se encuentra en la China meridional (vamos, que Lin es republicana, popular, socialista, china, barbie, jardinera y sureña), por lo que deduzco que los pekineses dirán “Me bajo a Jianxi” y los jianxineses* “¿Subimos de finde a Beijing?”. Bueno, en Concorde, porque hay una buena tirada (aunque, visto como terminó por aquí el asunto del pajarraco supersónico, la compra de una parejita les saldría por cuatro yuanes).

* En investigaciones futuras, averiguaré cómo se llaman en realidad los ¿jianxineses?, que vienen a ser como nuestros jiennenses, pero en plan oriental.

Para mi sorpresa (y la de Don Fernando, si me leyese), el citado Yantsé baña la zona (no creo que ellos puedan hacer lo propio, pues a la media brazada tropezarían contra un pantano). Pero lo que me deja estupefacto es que Jianxi es conocida como “la capital china de la porcelana”. No me equivocaba yo cuando decía que Lin es como una muñequita (se sobreentendía que de porcelana) amarilla. ¿Será la casualidad causalidad?

Antes de que me trastoque mis preguntas, ya le tengo preparada a Lin alguna respuesta: Jianxi ocupa un territorio de 1.669.000 kilómetros cuadrados (tres veces largas más que nuestro Estado), en el que viven unos 40 millones de chinos, que se cuentan pronto… O sea, los mismos –no me refiero a los chinos, sino a los habitantes– que en España. A todo esto, ¿cuántos habitantes tendrá Jaén?

Ahora bien, lo que a mí me preocupa realmente es cuántos de tantos han tenido el placer de escuchar los taconcillos de Lin cada mañana.

La cosa se complica: la “población” de su ciudad es de 1,57 millones de personas (afortunadas) y la “población urbana”, de 4,07 millones. Esto no se come ni con palillos. Dejo de tomar nota para MSIMP: creo que me he hecho la china un lío…».

He decidido que mañana le pediré a mi ecobarbie favorita que me explique, en pocas palabras (y no va con recochineo), el misterio que la envuelve a ella y a su ciudad. Si me atrevo, y con esto mi segunda investigación más preciada se llevaría el cum laude, le pregunto también:

- Lin, misterio mío, ¿sabe tu boquita a grosella?

Publicado el miércoles, 5 de enero de 2005, a las 17 horas y 14 minutos

THE MOST FAMOUS BRICKLAYER OF ITALY. La clase obrera (la que queda) sobrevive a duras penas en Italia. Los building workers transalpinos han vuelto a las portadas de los periódicos por culpa de o gracias a Roberto Dal Bosco, que cambió la paleta por el objetivo y decidió, hace un par de días, lanzarle el trípode de su cámara a un tipo que pasaba por allí, Silvio Berlusconi, que luce apósito en la parte posterior del pescuezo, puntilloso y saturnino objetivo de un muratore que ha terminado arrepintiéndose.

Cosas de la mamma: “Mi familia está angustiada y ve como se desmorona la consolidada certeza de ser una familia perbene”, ha escrito en una carta de disculpa enviada a Silvio, quien no presentará una denuncia pero, lo que faltaba, sí sus credenciales: Berlus ha invitado al albañil cecchino a un encuentro bilateral aunque Rober, que confiaba en que la “fe católica” del premier le aseguraría el perdón”, ha asegurado que no le votará.

En La Repubblica, más lindezas de la GNR, que prepara el segundo asalto del Cavaliere al Nobel de la Paz:

“Su decisión de perdonar tiene un gran significado moral, religioso y político, un valor simbólico de pacificación”, Sandro Bondi.

“Ha sido un gesto de gran magnanimidad que todos nos esperábamos”, Mario Landolfi.

“Es verdad: señor se nace”, Isabella Bertolini.

Y la blanca paloma, ¿quién se la ha zampado?

Publicado el miércoles, 5 de enero de 2005, a las 12 horas y 39 minutos

Ilustración de Toño Benavides
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