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THE MOST FAMOUS BRICKLAYER OF ITALY. La clase obrera (la que queda) sobrevive a duras penas en Italia. Los building workers transalpinos han vuelto a las portadas de los periódicos por culpa de o gracias a Roberto Dal Bosco, que cambió la paleta por el objetivo y decidió, hace un par de días, lanzarle el trípode de su cámara a un tipo que pasaba por allí, Silvio Berlusconi, que luce apósito en la parte posterior del pescuezo, puntilloso y saturnino objetivo de un muratore que ha terminado arrepintiéndose.

Cosas de la mamma: “Mi familia está angustiada y ve como se desmorona la consolidada certeza de ser una familia perbene”, ha escrito en una carta de disculpa enviada a Silvio, quien no presentará una denuncia pero, lo que faltaba, sí sus credenciales: Berlus ha invitado al albañil cecchino a un encuentro bilateral aunque Rober, que confiaba en que la “fe católica” del premier le aseguraría el perdón”, ha asegurado que no le votará.

En La Repubblica, más lindezas de la GNR, que prepara el segundo asalto del Cavaliere al Nobel de la Paz:

“Su decisión de perdonar tiene un gran significado moral, religioso y político, un valor simbólico de pacificación”, Sandro Bondi.

“Ha sido un gesto de gran magnanimidad que todos nos esperábamos”, Mario Landolfi.

“Es verdad: señor se nace”, Isabella Bertolini.

Y la blanca paloma, ¿quién se la ha zampado?

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Publicado el miércoles, 5 de enero de 2005, a las 12 horas y 39 minutos


[1] No te preocupes paloma. La paloma en "outline" de Picasso fué el principio del fin de las blancas palomas. A partir de ahí suma y sigue.
Comentado por Max Papa | 05/1/2005 13:07
[2] Londres, Oak, Pekín... Fuenteovejuna. Querido Matías:

Los chinos viven como pueden en Londres: entre arroces que no se hacen, ni cortos ni largos, ni VOS ni SOS (marcas argentinas); lluvias que no mojan, sólo entristecen una ciudad; y millones de soledades venidas de todo el Mundo, tratando de distinguir de qué color es el vagón de Metro que les toca coger.

Londres es como Galicia, pero en fashion y antipático, ¿no Matías?. Una vez, le pregunte a un londinense si, en su ciudad, la lluvia le parecía arte. No entendío la pregunta, y juro que no fue por mi inglés onehundredwords (verdad, Matías), sino porque no conocía Santiago de Compostela y, además, porque era inglés. Eso sí, mi entonces novia decía que "a chuvia no Obradoiro" era preciosa si eras español pero no si eras gallego (sic) y que cualquiera, por mucha poesía que destilasen las gotas vistas desde los soportales de la rosa de pedra, acababa harto de no poder dar un paseo por la Alameda. A mí, la verdad, la lluvia me encantaba porque era una excusa perfecta para no salir de las bastante poco santas sábanas de ese cama que olía a mis abrazos, sus miradas y nuestros sudores.

Pero tú sabes, Matías, que en Londres nada es igual. Allí no son felices ni los pakistaníes, ni los chinos, ni los gallegos. Ni siquera esa especie en extinción llamada londinenses (no seré yo quien escriba a Greenpeace para evitarlo). Sólo eres feliz tú, Matías, porque de pequeño te caíste en la marmita de la felicidad y eso te ha permitido pasar por la vida sin úlceras, e incluso ver las listas del Forbes y de libros más vendidos y no recordar entonces esos versos de Miguel Hernández ("No sé por qué / no sé por qué ni cómo /me perdono la vida cada día").

Un fuerte abrazo, Matías
Comentado por Pas sans mon Pite | 05/1/2005 14:34
[3] Romanesque Pite. Escribes como falas: ¡bendito sexa o teu verbo!

Matías Bruñulf

P.S.- Hoxe chove. Chove sobre mollado. É a humidade da miña infancia, a madeira vella que ule a soño esgazado, o faiado poboado de seres desanimados, e un neno, sorridor, correndo esqueiras abaixo que tropeza, avanzando, na súa elíptica viaxe, dous chanzos.

It rains on wet, calmly.
Comentado por Matías Bruñulf | 05/1/2005 14:45
[4] Hola Matías, ¿cómo te va?. Aquí estoy terminado de currar que me espera un puente largo. Me marcho esta noche a London y de ahí a Cambridge y allí me espera Alberto que lleva allí desde hace una semana con su hermano y su cuñada que está viviendo allí.

Esperamos verte muy pronto y tomar unas cañitas o lo que se tercie.

Llámanos prontito vale?

Un besote.
Comentado por Nati | 05/1/2005 14:54
[5] Y yo con estas pintas. Hola Little Cream: si tenéis tiempo, pasaos por Londres y nos tomamos unas pintas en Old Street.

Besos reenviados.
Comentado por Matías Bruñulf | 05/1/2005 14:56
[6] Noxo. Porque ha comparecido la Nati (a cuyos pies me postro) y, de esguello o apenas mentado, Alberto, pero lo que me place es rosmar a dos carrillos y cagarme (desde mi altura de enano cerril) en este tufillo de cosmopolitismo: yo esta noche me marcho a mi cama y solo, y de ahí a Sófan (como muy lejos) y vuelta a cerrarse el círculo geográfico de medio ferrado de perímetro. No es envida. Sólo que tengo el ombligo de Vallejo (por si le sirve a Pas sans mon Pite: a mí de nada):

HOY ME GUSTA LA VIDA MUCHO MENOS...
"Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tánta vida y jamás!
¡Tántos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi sér parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dice casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y que está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tánta vida y jamás y jamás! ¡Y tántos años,
y siempre, mucho siempre, siempre siempre!"

O abundando:

ME VIENE, HAY DÍAS, UNA GANA UBÉRRIMA, POLÍTICA...
"Me viene, hay días, una gana ubérrima, política,
de querer, de besar al cariño en sus dos rostros,
y me viene de lejos un querer
demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza,
al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito,
a la que llora por el que lloraba,
al rey del vino, al esclavo del agua,
al que ocultóse en su ira,
al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma.
Y quiero, por lo tanto, acomodarle
al que me habla, su trenza; sus cabellos, al soldado;
su luz, al grande; su grandeza, al chico.
Quiero planchar directamente
un pañuelo al que no puede llorar
y, cuando estoy triste o me duele la dicha,
remendar a los niños y a los genios.

Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo
y me urge estar sentado a la diestra del zurdo, y responder al mudo,
tratando de serle útil
en todo lo que puedo y también quiero muchísimo
lavarle al cojo el pie,
y ayudarle a dormir al tuerto próximo.

¡Ah querer, éste, el mío, éste, el mundial,
interhumano y parroquial, provecto!
Me viene a pelo,
desde el cimiento, desde la ingle pública,
y, viniendo de lejos, da ganas de besarle
la bufanda al cantor,
y al que sufre, besarle en su sartén,
al sordo, en su rumor craneano, impávido;
al que me da lo que olvidé en mi seno,
en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros.

Quiero, para terminar,
cuando estoy al borde célebre de la violencia
o lleno de pecho el corazón, querría
ayudar a reír al que sonríe,
ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca,
cuidar a los enfermos enfadándolos,
comprarle al vendedor,
ayudarle a matar al matador –cosa terrible–
y quisiera yo ser bueno conmigo
en todo."
Comentado por Maqroll | 05/1/2005 15:36
[7] Universo Maqroll. A usted, como atestiguan sus escritos, le cabe la enciclopedia en la cabeza y, creo recordar, pero corríjame usted, que Kafka esbozó mundos sin salir de su zulo, y que, como dijo el otro, la universalidad tiene que partir, o parte, de lo propio, pues ni en París ni en Hong Kong se halla la puerta al cosmopolitismo.

Decía Tío Manuel en una coplilla, bien asido a sus -nuestras- eses de tabernáculo avinagrado, que Matías, aquel lampiño y tapioquero Matías de antaño, había entrado en Madrid pero Madrid no había entrado en él, aunque el abajo firmante, para ser sincero, nunca dio bola a tal infundio y pensó, piensa, que salió de sí mismo para nunca volver a entrar en él.

Glose sus mundos de toxos y flores y, ante el bajón, súbase a Urroa y consulte a su admiradísimo Manuel Rivas, que le proporcionará algún ungüento bravo para aliviar sus cuitas.
Comentado por Matías Bruñulf | 05/1/2005 16:53






Ilustración de Toño Benavides
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