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BERNARDO ATXAGA. EN « El hijo del acordeonista»: « Es extraño pensarlo, pero la muerte y el amor no se llevan mal. El amor adopta otras formas cuando sabemos que la muerte se esconde tras la puerta de nuestra habitación: formas dulces, casi ideales, ajenas a los conflictos y a los roces de la vida cotidiana».
Publicado el domingo, 11 de septiembre de 2005, a las 21 horas y 01 minutos
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