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EL OTRO GRAN PREMIO. Los puticlubs de São Paulo refuerzan sus servicios durante esta semana, una costumbre no tan vieja como el oficio pero ya tradicional y oficiosa en el universo lumi. El Gran Premio de Brasil atrae a la capital económica de Brasil a pilotos, equipos, periodistas y demás fauna motorizada, que se dejan caer por fiestas oficiales y farras de tapadillo. La competencia en el sector es dura y los beneficios, pingües: sobra decir que es el periodo más rentable del año.

Dos lupanares, el Café Photo y el Bahamas Club, por riguroso y selecto orden, son los putiferios de postín que se llevan la palma. Observen la relación declarada entre la Fórmula 1 y el sexo de pago en la página web del primero, donde el navegador cliente puede dar su opinión sobre quién será el campeón. Un coche de lujo en la portada de la segunda güisquería, eufemismo de alta graduación, insiste de forma sibilina en el maridaje entre el colchón y las cuatro ruedas.

Me quedo con la sutileza del Café Photo, que utiliza una jugosa selección gastronómica, una carta de vinos de enjundia, el mejor café de la ciudad, unos encorbatados habanos o la retransmisión de acontecimientos deportivos (el ejercicio obliga) como reclamo. Apenas esa minúscula foto, demasiado sanitaria para mi gusto, con unas piernas embutidas en un liguero y unas medias blancas, a cuya vera reposan unas negras sandalias de fino tacón de seis y medio, indica que en el upstairs club usted podrá formar parte de un grupo selecto de personas. Cito literalmente, no vayan a pensar.

Pues resulta que el año pasado, y de ahí el título del post, el gerente del Bahamas decidió publicitar su barra americana, que en realidad es brasileña, pero eso es lo de menos, con unas vallas plantadas en las calles de São Paulo que mostraban a un corredor de Formula 1 de pie frente a una señorita de rodillas. Éste sí que es un Gran Premio, decía.

No corras, papá.

Publicado el jueves, 19 de octubre de 2006, a las 23 horas y 51 minutos

MVCUC ON THE ROAD: BANDA SONORA ORIGINAL. Cuando nos subimos al autobús que nos llevaría a Foz de Iguazú, Pedro se sacó una batería emepetresiana de la manga, o sea, ciento once canciones cuyo título pretendía escribir aquí. Cuando uno viaja en tren o autobús, el tiempo es un concepto relativo sujeto a pérdidas. La primera, la noción del tiempo mismo. Por eso, pensé que eran menos cortes. Citando sólo grupos, la banda sonora de nuestro viaje comenzó con The Racounters y terminó con Cansei de ser sexy (odeio CSS).

En el medio:

Art Brut, The Strokes, The Bangles, Arcade Fire, Violent Femmes, Be Your Own Pet, The Libertines, Rinocerose, The Velvet Underground, The Libertines, Arcade Fire, YUKI, Clap Your Hands Say Yeah, Camera Obscura, The Veils, The Smiths, Cássia Eller, Seagull Screaming Kiss Her Kiss Her, Placebo, Death Cab For Cutie, Broken Social Scene, Blondie, The Cure, Le Tigre, Kings of Leon, Arctic Monkeys, Dogs, Bloc Party, Blind Melon, Belle & Sebastian, Hole, Radiohead, Blur, The Flaming Lips, The Hold Steady, The Magic Numbers, Interpol, Lou Reed & The Velvet Underground, Soul Coughing, The Hold Steady, The Decemberists, The Pillows, The Killers, Nada Surf, Billy Idol, The White Stripes, My Bloody Valentine, くるり, Pixies, The Rakes y Cyndi Lauper.

Entre tanto Reino y Estados Unidos, algo de Japón. Obrigado, nipófilo Pedro.

Publicado el jueves, 19 de octubre de 2006, a las 4 horas y 34 minutos

LAS LÁGRIMAS NO ME DEJAN VER EL FLOGSQUE. En su diario gráfico, mi banda paulistana favorita ha dejado un mensaje con guiño:

O show do Berlin foi fodaaaaaa! Obrigada a todos que compareceram e animaram o sabadão!

Um abraço em especial para nosso fã espanhol que está em todas as baladas motorizadas!

E se liga que tem mais!!!


En fin, que me he pasado por el fotolog de Motores y me he tropezado con ese abrazo de frente. Les dejo aquí un viejo texto sobre Talita, vocalista de esta banda punk roquera, ahora en nómina de Krako Records, que acaba de colarse en la pequeña pantalla con su flamante videoclip y publica disco en noviembre. Mucha madera. Estos van a dar la campanada, aunque yo ya disfruto en tiempo presente de sus conciertos como un enano. Como un enano motorizado y español, vive Mao.

A gente se ve o vinteoito no Belfiore. Parabéns, amigos.

Publicado el miércoles, 18 de octubre de 2006, a las 23 horas y 55 minutos

CRECER. Cuando Noa, para quien la locura es un sombrero, comenta en el post anterior que no le gusta el fútbol, me da por buscar otros indicadores de la juventud marchita, o tardía, o incluso de la posadolescencia mal llevada. Y escribo estas tres cosas y no madurez porque ésta me suena mal, tal vez porque no entienda el concepto o porque me niegue a ser fugaz. Recupero la cita anterior para que no queden estas líneas fuera de contexto: escribía David Trueba en un relato que la juventud termina el día en que tu jugador de fútbol favorito tiene menos años que tú. Me gustó.

Me gustó esa reflexión, no por ello profunda pero tampoco superficial, por lo que tiene de personal y particular, de general y universal. Por eso, porque nos identificamos con afirmaciones (o negaciones) del tipo, nos gustan ciertas canciones, ciertas imágenes, ciertos relatos. Porque, en el fondo, somos nosotros. Y cuando alguien plasma nuestra expresión como no sabríamos hacer o como no se nos había ocurrido, entonces sí que sí. Piensen en algún autor y acertarán.

(Ocurre también con las relaciones interpersonales, ora amistades, ora roces, aunque bien es cierto que en innúmeras ocasiones la identificación conduce al rechazo. No es éste el momento para asomarse al pozo).

Continúo escribiendo esto tras un paréntesis doble, el anterior y el que media entre un ordenador que está para el arrastre y éste, que, repta que te repta, va tirando. Se me afloja un poco el hilo pero tiro de él: Noa, poética, siempre en consonante, no gusta del fútbol y busca con su pregunta otro terreno.

Como la pelota está en mi tejado y mis tejas tiran al monte, la música: a la edad en que unos se atrancan con sus primeras nociones de Filosofía aplicada a las Ciencias Sociales o, ya muy puestos, literalmente, de Nutrición y Bromatología, otros componen su obra maestra, la banda sonora de tu vida o un disco que los años, con sus sucesivos intentos, no conseguirán mejorar. Los hay también que escriben el libro y con el último punto rubrican el epitafio de su vida. A la edad en que tú descubres esas páginas, ellos criaban malvas o habían abandonado la tinta china.

A todo esto, bromatología es la ciencia que trata sobre los alimentos, que yo, ni puta idea, es lo que tiene el google, que te ahorra andar mojando el dedo: au revoir, Petit Larousse illustré. Antes, al menos, la cultura de Tentaciones fomentaba el ejercicio (mi doctor me tiene prohibido practicar todo tipo de deporte, incluidas las chapas, y a la infancia me remito), pues la pretensión de estar al día o, más bien, al viernes, te obligaba a estirar las piernas y acercarte hasta el quiosco. Ahora sólo basta con tener un oído aceptable, entender el idioma y teclear. Aún escribiendo mal, el bicho te ayuda. Alimentémosle para que crezca. Yo creo que me quiero quedar así. Así y aquí.

Después me va a tocar abordar el peterpanismo (pecado que no se pueda escribir o decir así: después me va a tocar el abordaje del peterpanismo). En este momento, sigamos con el asunto del cambio de estación. Sentirse mayor (uf, llegó el palabro) cuando ves a un futbolista haciéndole caños a sus espinillas, las de Villarriba o Villabajo, tanto da, o cuando te maravillas con las creaciones de personas que se murieron (o no) a la edad en que uno pedía prórrogas para evitar el servicio. Declinen como bien puedan el ejemplo en femenino.

Hoy te has hecho un poco más viejo, le dice el juez de No matarás al titubeante y novato abogado, quien acaba de ver como a su defendido le pitan un penalty de rigor. Desesperado ante la pena máxima aplicada al acusado, tras el juicio le pregunta al de la toga si lo ha hecho mal. No. No has cometido ningún error, lo que ocurre es que te has hecho más hombre.

Al margen de los primeros filmes de Krzysztof Kieslowski, entre la dura y pura y realista ficción y el documental novelado, de atmósferas deprimentes e industriales, que retrataban al proletariado polaco, el Decálogo es uno de los trabajos que más me gustan del cineasta tricolor. La televisión, esa ruleta, hace que revea algunos mandamientos como el citado o como No amarás, uno de mis favoritos: ese vaso de leche derramada. No me importa el mensaje cristiano ni la moral o moralina del catodirector (coñas aparte, muchas de sus realizaciones nacieron como proyectos para la televisión de su país). Aquí (bueno, aquí es Brasil, que también), con la tradición nacionalcatólica en las venas y en los conductos urinarios, quién esté libre de pecado que siga el refrán.

Así estamos, pues, entre el fútbol, las artes y el lavuro, levantando palmos del suelo y erguiendo la columna. Eso no quita que, cuando el futbolista del pelo oxigenado se esfuerza por multiplicar el monosílabo, te invada la sensación de que, si no se ha terminado la juventud, ésta ya va por el tomo segundo.

Del peterpanismo, el soñado arrendamiento del campo de futbito de la escuela y otras vainas, hablaré mañana. Por hoy, vayan con Dios. Sirva este envío y no el que conduce a Mao como homenaje a Kieslowski, que tuvo a bien dejarnos hace ya una década.

Publicado el miércoles, 18 de octubre de 2006, a las 3 horas y 09 minutos

QUIÉN NO HA PENSADO EN ELLO... La juventud termina el día en que tu jugador de fútbol favorito tiene menos años que tú.

David Trueba. Cuatro amigos. Leído en Desde el jergón.

Publicado el martes, 17 de octubre de 2006, a las 4 horas y 07 minutos

LA GRASSSSIA DE CAI, POR JAUME PICHOTE. Éste es el relato de un viaje a los carnavales de Cádiz de hace tres años que realizaron El Pregonero, Cañete, El Zampón y Jaume, que firma este post. Leyéndolo, recuerdo la anécdota lúbrico-celular que cuenta (ya lo decía el chiste: Telefónica, siempre jodiendo). A todo esto, yo a estos interfectos los conozco apenas de vista...

Abro comillas. Jaume wrote:

Nos fuimos desde Badajoz un jueves de febrero de 2005 con dirección a Cadiz. Era el segundo fin de semana de Carnaval. Nuestras intenciones: liar el pollo y ponernos hasta la manilla. El jueves bien. Cena, copitas y a la cama. Todo normal. Sin embargo, el viernes ya salimos una tropa considerable: tíos, éramos más o menos 20. Y se nos unió un par de novias de los integrantes de la expedición con sus correspondientes amigas, que estaban bastantes fresquitas. Ya digo, que de tías eran más o menos 10. Empezamos el típico botellón, con las correspondientes tonterías: que si tú quién eres, que si no me suena tu cara, que si soy de Badajoz, que si la abuela fuma en pipa...

Total, que cuando llegamos a los bares ya le había yo echado el ojo a dos o tres jambas. Mis anteriores visitas a Cadiz se contaban por triunfos. Estaba claro: mi fama me precedía. Las mujeres estaban a punto, y el ambiente entre bailes, copas, porros, sandeces y chupitos, se iba calentando a marchas forzadas. Bueno, pues me tuve que ir a por una que tenía novio, que era amigo de los del grupo y que la noche de autos estaba currando (un periodista, por cierto).

Nos fuimos a unas calles del barrio de la Viña a "hablar a solas". Yo ya estaba bastante golosón. La piba diciéndome que si yo le gustaba, pero que ella tenía novio, que si eso era una locura... Pero no me soltaba, se dejaba querer vamos. Ante mi insistencia nos empezamos a enrollar. Le dije que pa la playa, que no podía más. Me dijo que no. Le dije que pa mi hotel, me dijo que no. Le dije que otra copita, me dijo que no. Le dije que se fuera al carajo, que yo me iba. Y me fui pa mi hotel.

Al día siguiente sábado de carnaval y de resakón. El mejor día de todos. Gran ciego, muchas risas, ligamos con unas noruegas, con las que hicimos pandilla y más cosas, y aparte me enrollé con una troglodita de Granada. Perfecto.

Al día siguiente domingo de bajón. Resaka al cuadrado y pa Badajoz. Llegué a mi casa cerca de las 21:00. Muerto. Me duché, vi un rato la jornada futbolística, comprobé que el C.D. Badajoz había empatado a 0 en casa y me dispuse a ir pal cuarto de baño a lavarme los piños. Serían ya las 11:45. En ese momento me suena el móvil. Miro. Era un número desconocido. Lo cojo y escucho lo siguiente:

- Ere Jaime.
- Sí. ¿quien eres?
- Soy el novio de la comiste el vien-ne.

Estupefacto le pregunto:

- ¿Y qué quieres?
- Nada sólo quería saber cuándo vuelves por Cai.

Ante esta respuesta amenazatoria, se me inflan los huevos y le respondo:

- Pues de momento no tengo pensado ir, ¿por que lo dices?, ¿quieres algo de mí?
- Yo hablá contigo, que tienes musha cara.

Y ya le respondo:

- Mira socio, si tienes que decir algo se lo dices a tu novia, aparte: ¿tú te crees que estas son horas de llamar a una casa decente?

Ante lo cual, el individuo con toda su gracia e indignación me
responde:

- Pisha, ¿tú me va a hablá a mí de de desensia?

Ante esa contestación ya me tuve que descubrir y quitarme el sombrero. Un artista. Le dije que no había pasado nada y que si tenía algun problema me lo dijera que mañana mismo me cojo el coche y voy pallá y le quemaba la casa con su familia dentro. En plan matón. El tío viendo que la había cagado un
poco llamándome y viendo también el tipo de persona que era su interlocutor bajó sus humos y puso fin a la conversación.

Lo más importante: ¿Quién coño le dió mi número a ese artista? ¿No hubiera sido mejor darle el número de un programa de cachondeo de la tele?

Qué grande son los gaditanos. Sacan la gracia incluso de situaciones que no la tienen. Yo a eso no llego.

Publicado el martes, 17 de octubre de 2006, a las 1 horas y 19 minutos

CIUDAD DEL ESTE: EXCITANTE, SÍ; REFRESCANTE, MENOS. Subíamos calle arriba cuando un transeúnte apostado en una esquina nos susurró:

- Coca, hierba...

No hicimos caso y, en cuanto se quedó medio metro atrás, le dije a Pedro.

- Me temo que el buen hombre no se refería a una Coca-Cola.

A lo que me dice mi amigo:

- Ni quería decir mate cuando dijo hierba.

Pues no.

Publicado el martes, 17 de octubre de 2006, a las 1 horas y 05 minutos

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Ilustración de Toño Benavides
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