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www.bestiario.com/mantenido
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MEDARDO FRAILE. En « Escritura y verdad. Cuentos completos»: « En una convivencia de años ya no hay mentiras; ya no hay forma de pintar o maquillar los días o animarlos con flores estampadas».
Publicado el jueves, 5 de julio de 2007, a las 21 horas y 31 minutos
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JMGUELBENZU.COM. Hace unos días colgamos la página web del gran José María Guelbenzu (así le definía Javi Martínez desde Wimbledon ), crítico literario, novelista de fuste y padre de Mariana de Marco (firma las novelas policiacas de la juez como J.M. Guelbenzu), entre otras cosas (no se puede ir de solapista por la vida, casi siempre definimos a alguien con una palabra –escritor, futbolista, presidente, imbécil–, nos suele bastar con una, como si no se pudiera ser más cosas). Aparecen bastantes artículos interesantes (suyos y sobre su obra) y primeros capítulos de sus libros, y se sortean diez ejemplares firmados de su última novela. Para quien no haya leído nada suyo, un buen principio podría ser la primera novela de Mariana, No acosen al asesino, o la historia de amor de El río de la luna.
Publicado el martes, 10 de julio de 2007, a las 0 horas y 42 minutos
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21DEDOS.ES. Vuelve Mañas. Sí, el del Kronen. Quizá hasta siempre sea el del Kronen, pero tal vez no, porque seguro que un año de estos nos sorprende con un novelón, y porque vuelve –acompañado por Antonio Domínguez Leiva, coautor de las novelas, y Benjamín Escalonilla, diseñador web– con un proyecto que no va a pasar desapercibido: las aventuras de El Hombre de los Veintiún Dedos, una saga formada por al menos quince novelas que arranca este mes con El Honor de los Campeador, cuyo primer capítulo acaba de colgar elmundo.es, y El factor hispano (Dolmen Books). La primera entrega, según podemos leer en la web del proyecto, « juega con el subgénero del thriller marítimo y los mitos del torero, la estrella maldita y la lolita»; la segunda es una « historia de secuestros con asesinos a sueldo, mujeres fatales y un poco de zoofilia». En ambas, cómo no, nos toparemos con 21, el protagonista, al que sus creadores describen así: « Es un polifacético delincuente con delirios de grandeza y un don innato para el cizañeo, que sobrevive en una España finisecular marcada por la corrupción y el “chapuceo” generalizado».
El Hombre de los Veintiún Dedos aspira a convertirse en un icono popular español. Para lograrlo, cuenta con de la web www.21dedos.es, donde podemos navegar por las distintas novelas y descubrir claves misteriosas o referencias veintiuneras. Por ejemplo, nos cuentan que Halle Berry, Raúl y Marilyn son 21s, y preguntan: ¿sabes de alguien que tenga un dedo más que tú y que yo?
Publicado el miércoles, 11 de julio de 2007, a las 0 horas y 42 minutos
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INEXPLICANDO. Una canción, un recuerdo, un paisaje, una persona, a veces provocan en tu interior algo inexplicable, algo (perdón por la redundancia) que no puedes explicar porque no sabes, porque no puedes o porque no debes explicarlo. Pongamos que escuchas la canción, o que el recuerdo te viene a la cabeza, no sabes de dónde, y que entonces la sensación te inunda, te embarga, para llenarte de tristeza, de alegría o de cualquier otro sentimiento tan intenso como íntimo (digamos que estoy generalizando). Luego, sin compartirlo con nadie, vuelves a la rutina, como si nada hubiera pasado. O al menos lo intentas.
Publicado el martes, 17 de julio de 2007, a las 17 horas y 01 minutos
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¿DÍGAME?. Llaman y llaman y vuelven a llamar. Y tú llamas, no dejas de llamar: por el fijo, el móvil y skype. Llegan correos. Contestas. Escribes mensajes. Siguen llamando, nadie para, o eso parece. Y las vacaciones, qué lejos parecen.
Vivir sin teléfonos. En la montaña.
Publicado el jueves, 19 de julio de 2007, a las 14 horas y 09 minutos
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EN EL BUS. No puedo evitar escuchar los pensamientos de un tío, más o menos como yo, que viaja en el autobús sin hacer caso de la gente que le rodea. Dice algo así como (no lo he apuntado pero creo que lo recuerdo): «¿Hay algo más extraño, fascinante y maravilloso que una mujer? No las entiendo. A ninguna. Y mucho menos a las que me gustan: esas siempre me sorprenden, aunque sepa que van a sorprenderme y trate de estar preparado.» Me gustaría saber quién hay al otro lado del teléfono (del mismo modo que me gustaría saber quién lee esto), pero me quedo con las ganas. Suele pasar.
Publicado el lunes, 23 de julio de 2007, a las 20 horas y 57 minutos
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SOÑANDO DESPIERTO. ¿Quién no vive al menos dos, tres, cuatro vidas? Empecemos por la profesional, un tercio de nuestro tiempo como poco, con sus amargas y tediosas rutinas, con satisfacciones de escasa intensidad, con el consuelo de un sueldo que casi siempre parece insuficiente. Terminemos por la vida familiar o, mejor dicho, por la vida hogareña, que ya no todo el mundo disfruta de una familia, o la padece (o la detesta, como decía Gide); esa vida solitaria o sociable que, lamentablemente, muchas veces languidece frente a un televisor. Pero la vida no se agota ahí: la vida rebrota cuando cumplimos nuestros sueños: ese día que ascendemos a una montaña, que enseñamos a pedalear a un hijo, que inesperadamente nos encontramos donde más nos apetecía estar, o como más nos apetecía estar.
Durante las vacaciones solemos ir en busca de nuestros sueños. A veces nos topamos con pesadillas. Otras sólo con sucedáneos.
Publicado el miércoles, 25 de julio de 2007, a las 10 horas y 20 minutos
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UN MIÉRCOLES. Salgo de casa a las nueve y media. Arranco donde siempre, justo después de cruzar el puente sobre el Arlanzón, unos trescientos metros antes de la autovía. Comienzo con ganas, y hasta con prisas: cuando regrese, ya de noche, quizá haya tramos poco iluminados. Corro suelto, solo, escuchando música, pendiente de las canciones. Apenas he calentado pero, como intuyo que no me dolerá el hombro, según avanzo me propongo batir la marca de la semana anterior. Opto por el sendero de tierra, por el camino asfaltado regresa demasiada gente. Salgo de la ciudad: en la otra margen quedan atrás la Cruz Roja, la plaza de toros, el campo de fútbol; al pasar bajo las vías del tren, casi dos kilómetros más tarde, estoy fuera. Entonces, a la altura de la playa artificial, comienza el dolor. El hombro, para variar. ¿Vivo demasiado atado al ratón del ordenador? Duele como siempre: un pinchazo molesto. Antes me paraba, ahora lo soporto porque después de unos diez minutos desaparece. Sin embargo, bajo el ritmo. Me olvido del récord y, hasta que el dolor se marcha, me recreo evocando una situación agradable (que mejor no menciono aquí). Entre el puente de la Ventilla y la carretera de Fuentes Blancas caigo en la cuenta de que otra vez corro solo. Liberado, acelero (tampoco mucho, dos cuarentones me adelantan charlando). Al llegar al camping, con unos cinco kilómetros encima, jadeante, sudoroso pero contento, el dolor vuelve. Por primera vez, regresa. Podría decir que me enfurezco, que me frustra, que me gustaría vivir en un mundo perfecto, pero acepto la situación y no dejo de correr, a ver quién gana. Venzo, es un decir, antes de las vías. A partir de entonces, a pesar del cansancio, procuro abrir la zancada y acelerar. Al rebasar el último puente antes de la autovía, aprovecho unos ladridos para esprintar. Corro los últimos seiscientos o setecientos metros como si me persiguiera un perro. Termino fundido pero satisfecho, al cabo de cuarenta y tres minutos, dos menos que la semana pasada, como si hubiera servido para algo pegarme esa paliza.
Publicado el jueves, 26 de julio de 2007, a las 1 horas y 35 minutos
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VIVIR SIN SEXO. Sin darle importancia, como un capricho inalcanzable, como una rutina tan esporádica como agradable o tediosa, magnificándolo, imaginándolo, mezclándolo en un sinfín de variantes con el amor, o con su ausencia, como una privación heroica, echándolo de menos,… por infinitud de motivos, sin sexo, sin disfrutar del sexo, viven muchísimas personas. Y parece que no pasa nada.
Publicado el domingo, 29 de julio de 2007, a las 17 horas y 18 minutos
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JUGANDO A NO JUGAR. Mi niño, totalmente en serio, con aire misterioso, poco antes de aterrizar en una alfombra atiborrada de juguetes, en casa de los abuelos, para desaparecer de este mundo un par de horas:
—Nosotros no jugamos.
—¿Entonces qué hacéis?
—Contamos historias.
Publicado el lunes, 30 de julio de 2007, a las 20 horas y 18 minutos
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