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VOLVER.... Si uno se para a examinar sus gustos musicales, a mirar dentro de sí qué música le emociona y lleva consigo, la lista de canciones y de estilos resultantes suele ser, no ya variopinta, sino surrealista de todas todas.
Conocí a un enamorado de Black Sabbath que a la quinta copa se ponía a llorar de emoción si escuchaba esa de “Vivir así, es morir de amor”, de nuestro Camilo Sexto.
-Joder, Eddi Vansi –me decía, avergonzado-. Es que esta canción la escuchaba a todas horas en el coche de mi padre cuando íbamos de vacaciones a Sepúlveda... No sabes qué recuerdos me trae...
Porque las jodidas canciones tienen eso: algunas se quedan pegadas a ti para siempre, anacrónicas, a flor de piel, aunque tus gustos hayan cambiado por completo.
A mí también me pasa.
Además del jazz que es la jodida espuma de mis días, tengo una canción de Gardel pegada a mi nostalgia, “Volver”, que entono de forma recurrente muchos de estos putos días de invierno que hacen a Madrid tan triste.
Y me sale sola la canción.
Y me trae consigo, como al tipo de antes, recuerdos de cuando era niño, de mis padres bailando un tango inverosímil en el salón de la que fue mi casa de Granada.
Y oyendo esta canción tan llena de sentido, siento unas ganas terribles de darle una patada a este Madrid que me asfixia, que quiere terminar conmigo a base de prisas y mordiscos en las aceras, y volver a recorrer las calles de mi ciudad tranquila, a doblar sus esquinas, a emborracharme en los bares que tutelaron mi juventud y que ya estarán, si están, tan cambiados como yo.
La puta nostalgia de qué hubiera sido de mí si la facultad no se hubiera convertido en una cárcel, o si Cleo, esa mañana que conté en su día, no hubiera salido de la habitación como si fuera una diosa.
Y yo no me hubiera ido de Granada.
Y entonces no tuviera que Volver…
Publicado el miércoles, 15 de marzo de 2006, a las 15 horas y 29 minutos
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