www.bestiario.com/luces

CON LA FRENTE MARCHITA. Vuelvo como Gardel, salvando las distancias. Ni veinte años después ni con la frente marchita, pero por la misma razón: una cierta nostalgia de las palabras. Para cada ausencia hay siempre un pretexto, y la voluntad se encarga de fabricar excusas con la misma fabulosa rapidez con que la memoria las olvida. Así que no pienso dar explicaciones, porque en el pecado llevo la penitencia de tener que resumir meses de cine en un apretado balance. Me gustaron Planet Terror, puro Robert Rodríguez en un ejercicio de kitsch desaforado; La ciudad de Sylvia, que demuestra que Guerín pertenece a la rara categoría de los plastas interesantes, capaces de aburrir e intrigar al mismo tiempo, y Promesas del este, un contundente policiaco en el que Cronenberg demuestra que lo de la «nueva carne» era una etiqueta de quita y pon. Me decepcionaron Los climas, de un Bighe Ceylan tirando a pelmazo; Death Proof, en la que Tarantino desaprovecha a Kurt Russell en sesiones de aburrida cháchara «pijeril», y El romance de Astrea y Celadón, cuya morosidad es una invitación a abandonar la sala en plena orgía pastoril… y pensar que a este cronista le apasionaba el Rohmer estacional. Me entretuvo El ultimátum de Bourne y me horrorizó mucho más Caótica Ana que El orfanato, aunque no por las mismas razones. El cine español tuvo su aquel con Siete mesas… y Mata Haris, que, sin ser nada del otro mundo, al menos aportan una mirada adulta a las relaciones humanas. Y, en fin, aquí estoy otra vez, para lo que ustedes gusten.

Publicado el jueves, 8 de noviembre de 2007, a las 21 horas y 33 minutos

LA PINTORA DE BATALLAS. Se llama Marjane Satrapi, nació en Irán, vive en Francia y ha rodado Persépolis, inspirada en su propia novela gráfica. Que abandonen toda esperanza los amantes del exotismo y del celuloide pintado: Persépolis se parece a un grito, al Grito de Munch disfrazado con velo y con vaqueros. Pocas películas con personajes de carne y hueso destilan tanta verdad como esa crónica dibujada de una vida propia y de un país ajeno. A veces la crítica acaba pareciéndose a un eslogan publicitario, pero sí, Persépolis es descarada y triste, trágica y divertida, un punto nostálgica y, desde luego, desgarradora. Historia en letra mayúscula, historia en letra minúscula e historieta en diminutivo. Y todo ello sin abdicar de la fidelidad a un modo particular de concebir el arte y la existencia. ¿He dicho ya que deberían ir a verla?

Publicado el martes, 13 de noviembre de 2007, a las 19 horas y 50 minutos

CAHIERÍSIMOS. Una de confesiones. Vino primero Dirigido, con su lenguaje baziniano, y la amé como un niño —en el primer número que conservo, de septiembre de 1994, Tarantino presentaba Pulp Fiction—. Luego me fui vistiendo en versión original, y me hice cahierista, situacionista, godardiano y hasta garreliano (a pesar de que poco sabía de Godard, y nada de Garrel). Y sonreía con la complicidad de los conjurados. Y ahora, en el arrabal de madurez, he descubierto la desnudez española de los Cahiers, y no he tenido más remedio que amarla nuevamente. Que conste: aunque soy el rey del quiosco, nunca he sido infiel a ninguna. Puede que sea polígamo, pero me niego a convertirme en tránsfuga.

Publicado el martes, 27 de noviembre de 2007, a las 21 horas y 31 minutos

Ilustración de Toño Benavides
L M X J V S D
1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30
  
  





Bitácoras de Bestiario.com:
Afectos Sonoros | Cómo vivir sin caviar | Diario de una tigresa
El mantenido | El ojo en la nuca | Fracasar no es fácil
La cuarta fotocopia | La guindilla | La trinchera cósmica
Letras enredadas | Luces de Babilonia| Mi vida como un chino



© Bestiario.com 2004
bestiario@bestiario.com

Un proyecto de TresTristesTigres