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«THE MILK-EYED MENDER» JOANNA NEWSOM. Si Bjork perdiera los estribos por una noche y se marcara un rollo pederasta con un niño de San Ildefonso, nueve meses y una veintena de años después, el resultado sería algo parecido a Joanna Newsom. De por medio unas clases de arpa y paladas de sensibilidad musical.

Aún con sus muchos méritos musicales, de Joanna Newsom destaca, y no necesariamente para bien, su estridente voz. El problema de su música es el mismo que el de los hermosos ojos ¿azules? ¿verdes? ¿negros? ¿estampados? de Pamela Anderson. Canciones hermosas, de trazo pausado, lastradas por la voz de un dibujo animado japonés. Algo parecido me pasa con las hermanas CocoRosie, pero ellas logran que su voz sea un instrumento más en un paisaje musical un tanto bizarro, pero no tan estridente.

Algo parecido ocurre con la instrumentación de su disco. Predomina el arpa, que a mí por lo menos me remite a una princesa de largos cabellos prisionera en la torre del castillo. Aunque hay que reconocer que sabe Joanna sacar el arpa de su encasillamiento estilístico. ¿Deliro o son aquello del fondo sombras de blues? Por lo demás poco se han gastado los productores en atrezzo instrumental: voz (chillona), el arpa que se trae de casa la artista, y poco más. ¿Deliro o le ha prestado Stephen Merrit el clavicordio?

En definitiva no es «The Milk-Eyed Mender» un mal disco, pero a uno le queda la duda de si con otra voz perdería personalidad una propuesta tan freak, o si una propuesta freak pasaría de la pura curiosidad al notable alto.

Y digo yo, ¿no tiene ya el notable a pesar de los pesares?



«The Milk-Eyed Mender» está editado por Drag City dragcity.com

Publicado el miércoles, 4 de mayo de 2005, a las 16 horas y 40 minutos

NIÑO Y NIÑA. «Sí», afirmaban Chico y Chica en su primer tonti-disco. ¡Nooo! Hay que responderles; y explicarles que la línea que separa lo naïv de lo cutre es más estrecha que un cd.

¡Supervagos!, son unos supervagos. Se presiente que pueden hacer algo mejor y no les da la gana, pero los presentimientos son cosa de Rappel. Juegan a hacer música, y quieren que nosotros juguemos con ellos. “Caca, pedo, culo, teta, pis”. ¿Quién puede matar a un niño?, preguntaba Ibáñez Serrador. Y se acumulan en la puerta millones de voluntarios.

Lo que más rabia me da es que algo brilla entre tanta baratija de la señorita Pepis. Pero no me río. Les veo caminar de la mano, a su bola, y pienso ¡asco de críos!

Madelman, por qué has tenido que convertirte en chico.

Publicado el jueves, 28 de abril de 2005, a las 16 horas y 45 minutos

«TEN» PEARL JAM. ... como cuando abres una caja de fotos viejas. Te vas viendo hace cinco, diez, quince años. ¡Qué pelos! ¡Vaya cabezón! ¡Y esos pantalones! ¡Estabas más gordo! . Pero en el fondo añoras ese momento de hace un montón de años atrás. ¿Por qué? Eras más joven, y en aquel momento tus patillas, las faldas de tablas o saber bailar la lambada era lo más.

Cuando Pearl Jam publicaron «Ten» (1991) me pareció uno de los mejores discos posibles. O para ser más exactos «una de las mejores casetes grabadas por un amigo posibles» –comprar un disco por aquel entonces era un auténtico dispendio que no podía permitirme–. Hoy, ni sé cuantos años después, me lo he comprado en cd, rescatándolo de un cajón de saldos.

Antes de decidirme a darle al play me lo he pensado mucho, como cuando me dispongo a abrir la caja de las fotos viejas. Primeros compases de «Once». Primera impresión: me conozco todas las notas del disco de pe a pa, pero jamás me aprendí ni una sola de sus letras. Segunda: es un disco intenso pero lleno de matices. Impecablemente producido. Tercera: no todo el grunge era igual, y este disco cae del lado bueno. Cuarta: no me avergüenzo de mis gustos de hace catorce años. Quinta: me avergüenzo de mis pintas de hace catorce años.

pearljam.com

Publicado el miércoles, 27 de abril de 2005, a las 16 horas y 59 minutos

«FUNERAL». THE ARCADE FIRE. Te dicen pop orquestal y arrugas la nariz. Te dicen olla podrida y arrugas la nariz. Te dicen comer olla podrida mientras escuchas pop orquestal y sientes flojera en las rodillas. Pero ¡oye!... lo pruebas y no está mal. Es más, te va gustando. Y cuando te das cuenta tienes en las orejas y en tu delicado paladar dos de las maravillas del mundo no clasificadas en la célebre lista.

Es más o menos lo que te pasa cuando cae en tus manos «Funeral», el disco de The Arcade Fire proclamado por según qué publicaciones (digitales o no), mejor disco del año 2004. Todavía me preguntó cómo pude pasar por alto la definición de pop orquestal con la que en algunas de esas publicaciones se describía el disco de estos canadienses (Canadá está de moda en el panorama musical. Qué pensarán los de «South Park»). Pero no hice caso de lo que ponía el menú y pedí los dos platos de nombre menos sugerente: la famosa olla y el disco de pop orquestal. ¿Y a qué sabe eso? Domina el gusto ochentas, como mandan los cánones de la nueva/vieja cocina pop. Vamos, que es un plato con regusto, con mucho aderezo, ampuloso sin caer en la sobrecarga, y un cantante que prepara la carne como lo haría el mismísimo David Byrne. Lo juro, este tipo le ha arrancado las cuerdas vocales al Rey Momo y se las ha hecho implantar. Rico, rico. Y con fundamento.

arcadefire.net

Publicado el lunes, 25 de abril de 2005, a las 17 horas y 03 minutos

¡ECO, ECOOO...! «Over The Counter Culture» The Ordinary Boys


Citemos a The Jam, a The Smiths, hasta a The Kinks. Algo se revuelve bajo el mármol en el Panteón del Pop Británico. Resuena «Carmina Burana» y el viento susurra en nuestros oídos «¡herejía!». El Papa Benedicto se asoma al balcón en la Plaza de San Pedro y frunce el ceño. ¿Quién se atreve?

No pasarán a la historia, ni les dedicarán discos de homenaje, ni siquiera les saldrán bandas de imitación como a The Strokes, pero te alegran el día. Más frescos que un par de donuts del día. Más ingleses que la disciplina inglesa. Docena de hits por kilo.

No inventan nada pero es agradable transitar por caminos en los que no es necesaria la brújula.

theordinaryboys.co.uk

Publicado el jueves, 21 de abril de 2005, a las 10 horas y 54 minutos

VEGAS. Delgado como una modelo puesta de canto. Look heroin como una modelo de hace un par de años. Melena rubia como la de una modelo rubia. Alto como una modelo. Guapo como algunas modelos que no son Bimba Bosé.

Nacho, Nachín para sus condescendientes y protectores fans. Pobre Nachín, parece estar apagándose, cuesta abajo y sin frenos en un tobogán rockista con final en la próxima curva. Jugando al rockero maldito en lugar de jugar a los médicos.

Y la gente le aplaude el número porque la banda sonora es muy buena. Lo es. Cada vez mejor. Y él a lo suyo. Él pincha y corta. Toca y canta.

Flaco como una puta. Pinta de yonki como una puta de toda la vida. Rubio desvaído como una puta teñida.

Nacho Vegas acaba de publicar «Desaparezca Aquí» en Limbo Starr.

Publicado el miércoles, 20 de abril de 2005, a las 17 horas y 01 minutos

THE RUSSIAN FUTURISTS
«Parece una función de fin de curso», dijo ella.

Centro Cultural Cajastur-Oviedo (14 de abril) Matt Adam Hart terminó el curso intensivo en desamores, pop soleado y sintetizadores, y ha emprendido un viaje de estudios que le ha traído lejos de su Ontario natal con poco equipaje. No se me entienda mal; trae la maleta repleta de grandes canciones, pero como el hijo rockero del César, no basta con ser un gran compositor, hay que parecer un gran entertainer. Gran parte de la parafernalia sonora de la propuesta de The Russian Futurits se ofrece enlatada cuando se trata de una actuación en directo. Matt suelta las bases y corre al micrófono a ponerle voz a sus golosinas pop. El espectador solidario sufre («¿le dará tiempo? ¿apretará el botón equivocado?»). Su único respaldo es el chico del pupitre de atrás, el gordito de la clase, que pone el único aderezo en directo con sus «sintes». Esta vez menos no es más. Ni menos, pero uno se queda frío, cuando lo que piden estas (insisto) grandísimas canciones, es calor. La concurrencia aplaude pero en ningún momento se entrega. Matt y su colega tienen frío en el escenario. Cincuenta minutos y ni ganas de volver a salir a la palestra. Fin.

Me compré una chapa del grupo a la salida del concierto. Una hoz y un martillo. He notado que muchos me miran con desconfianza.

Publicado el lunes, 18 de abril de 2005, a las 11 horas y 40 minutos

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Ilustración de Toño Benavides
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