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PONGA UN FORENSE EN SU VIDA. Arnaldo Otegui no pudo declarar ayer, aquejado de una bronquitis. El juez ha ordenado vigilancia en su domicilio y que un forense chequee cada doce horas la evolución de su enfermedad.

Esto dicen los titulares de hoy. Quizá en el cuerpo de la noticia se aclare por qué un forense, pero no he querido leer más. La estupefacción es perfecta y no quiero que nada la estropee.

Se van a poner de moda los forenses. Ya lo están en las series de televisión, y van a trasplantarse a la vida real. Bien mirado, ¿no es mejor un forense que un médico de cabecera? El forense es experto en determinar las causas de la muerte del sujeto y nadie mejor que él para prevenirlas. Dirá: si no se corta aquí y allí, fiambre seguro. Dirá: veo el cadáver: aún hay tiempo de evitarlo.

Lo malo es que los forenses no aparecen en la guía. ¿Cómo pedirles consulta? ¿Habrá que hacerse el muerto?

Publicado el martes, 14 de marzo de 2006, a las 8 horas y 57 minutos

Ilustración de Toño Benavides
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