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SALTA. .
- ¡Salta!
Una vez más ella no lo hizo. Pero él tenía paciencia, y sabía que la paciencia siempre daba sus frutos. También hacía las cosas con cariño, y haciéndolo así ella no le podía fallar.
Paciencia y amor. Esa era la clave.
Bueno, él estaba convencido de ello, y aunque nunca había tenido un resultado en todos los años que llevaba intentándolo, ni siquiera un resultado mínimo, sabía que estaba en el buen camino. No iba a tirar todo este tiempo por la borda, pronto lograría el primer paso. Y entonces el mundo se asombraría, y vería que no era un loco, que no estaba equivocado.
Paciencia y amor, la receta del éxito.
- ¡Salta! - dijo el domador de piedras. La piedra esta vez tampoco saltó.
Publicado el sábado, 26 de julio de 2008, a las 9 horas y 12 minutos
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