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HOLLYWOOD EN SUS MANOS (1): WES ANDERSON Y TIM BURTON. Los más jóvenes empezaron a dirigir al filo del año 2000, animados por el efecto simbólico de los números redondos; los mayores habían estrenado ya sus primeras películas a finales de los años ochenta y comienzos de los noventa. Ellos son el nuevo Hollywood, o al menos una parte sustantiva de él. A lo largo de siete entregas, este cronista se propone elaborar un brevísimo diccionario portátil de los directores estadounidenses que enmarcaron sus sueños en las cuatro esquinas de una pantalla de cine y que tallaron su imaginación con la hoja afilada del celuloide.

ANDERSON, Wes. Joven y extravagante, inició sus pasos por los vericuetos de la comedia policíaca con la desigual Ladrón que roba a un ladrón, escrita en colaboración con su actor-fetiche, Owen Wilson. Más tarde embaucó a Bill Murray para su Academia Rushmore, siniestra comedia romántica jalonada por desconcertantes escenas entre oníricas, musicales y definitivamente absurdas. Ha logrado su cumbre hasta el momento con la extraordinaria Los Tenembaums, comedia familiar tan divertida como melancólica donde brillaba un reparto encabezado por un impagable Gene Hackman y secundado por Anjelica Huston, Ben Stiller, Gwyneth Paltrow, Bill Murray, Danny Glober y Owen Wilson. Lo más parecido a Jardiel Poncela con segunda residencia en Brooklyn. Su última película, Life Aquatic, comedia submarina protagonizada por Bill Murray imitando a Jacques Cousteau, acababa naufragando por un sentido del humor tan delirante como críptico. Sarcástico e irreverente, Anderson es, junto con Alexander Payne, la gran esperanza blanca de la comedia estadounidense. Un bicho raro. Igual que David Bowie a ritmo de bossa-nova.

BURTON, Tim. Representa a la perfección la imagen del moderno taumaturgo, del prestímano, del encantador de serpientes. No es de extrañar que rodara ese monumento al adanismo cinematográfico que es Ed Wood. Acaso desde el principio supo que su territorio se llamaba «serie B», pero quiso fabricar sus mitos con los viejos engranajes de Hollywood. Entró en nuestras pesadillas con el humor absurdo de Bitelchús y con sus dos polémicas, desiguales y oscuras entregas de un Batman encarnado por Michael Keaton. Resucitó a Vincent Price para relatar la historia de Eduardo Manostijeras, donde Johnny Depp y Winona Ryder encarnaban el mito de la bella y la bestia entre la densa poesía de Cocteau y la iconografía visual de Fritz Lang. Erigió un mausoleo al peor director de la historia del cine y consiguió que Orson Welles lo envidiara con una obra maestra cargada de humor y lirismo. A partir de materiales de derribo construyó Mars Attacks, hilarante parodia del cine de extraterrestres en general —y de Independence Day en particular— que volvió a poblar la pantalla de torvos marcianos verdes. Regresó a los decrépitos escenarios de la Hammer para rodar Sleepy Hollow, su última gran película, donde el fantastique más febril se aliaba con las leyendas de Washington Irving, y donde de nuevo Depp interpretaba con extraña convicción a una curiosa mezcla de genio y petimetre. Luego pagó la gabela de escarnio de El planeta de los simios, innecesario híbrido de remake y secuela donde incluso la imaginación visual del director aparecía opacada ante la maquinaria hollywoodienese. Ha intentado purgar sus pecados con Big Fish, aleación de fábula y epopeya con demasiados trucos de tramoya, y con Charlie y la fábrica de chocolate, una adaptación de Roald Dahl que nos ha vuelto a convencer de que Burton aún tiene humor y mala leche para rato. Y no hay que olvidar sus originales contribuciones al cine de animación: Pesadilla antes de Navidad, donde las marionetas de Henry Selick bailaron al escalofriante ritmo de Esto es Halloween, y La novia cadáver, que aplica las modernas técnicas de stop motion a un relato macabro que haría las delicias de un romántico empedernido. No hay duda. El magín de Burton tiene doble fondo.

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Publicado el martes, 18 de abril de 2006, a las 20 horas y 53 minutos


[1] Estimado Betaville... Tiene por ahí algo de The Dreamers? Gracias.
Comentado por Matías Bruñulf | 19/4/2006 00:05 | http://www.bestiario.com/mvcuc
[2] Estabas tardando....
Comentado por fotocopiado | 19/4/2006 14:29 | http://www.bestiario.com/fotocopia
[3] Dreamers. ¿Son los de Bertolucci? Me temo que no he visto la peli. Lo siento, Matías.
Comentado por Betaville | 19/4/2006 15:51
[4] Sí, es la de Bertolucci. Gracias igual.

(Joder, Fotocopiado, parece que le está sacando lustre a mis talones. Ya ve que uno tiene sus filias, empezando por Elodie Bouchez, que también me la pedí, pero el Rey Betaville no me la trajo).
Comentado por Matías Bruñulf | 19/4/2006 21:50 | http://www.bestiario.com/mvcuc
[5] O: sí, son los de Bertolucci.
Comentado por Matías Bruñulf | 19/4/2006 21:51 | http://www.bestiario.com/mvcuc
[6] Por cierto, Fotocopiado... Betaville es cojonudo, pero leo su blog menos de lo que me gustaría porque temo que me destripe algunos de los pocos que tal vez vea en el futuro. Suena a quisquilloso ante un plato que no sea filete y patatas, pero es que cualquier referencia, y ni hablo de ver un trailer, casi me impide ver después el filme.

Ah, y al cine voy cenado, obvio.

<i>De las confesiones a oscuras de MB</i>.
Comentado por Matías Bruñulf | 19/4/2006 21:54 | http://www.bestiario.com/mvcuc
[7] El gran Tim. Con 'la novia cadáver' encontré el sumun de la melancolía con humor : la muerte en el centro sion estridencias.

Gran salute BETAVILLE.
Comentado por Vir& | 30/4/2006 19:17 | http://puertoa.blogspot.com






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