[Bestiario.com] Letras enrededadas. Nudos de la literatura entre la red y el papel

INTRÍNGULIS DE LA FNAC. Lo peor que te puede pasar en la FNAC (aparte de que te pillen mangando lo último de Fito & Fitipaldis) es que te dé un apretón. Atención, pregunta: ¿hay "servicios" en la FNAC? ¡Por supuesto!, te dicen. En la sección de Informática (extraña relación).

Vas a la sección de Informática y, después de preguntar otra vez, te señalan una misteriosa puerta con un interfono. Aprietas el botón con algo de prevención. Unos segundos después, una voz femenina te dice: "Puede usted pasar". Y pasas y te encuentras unos superbaños, pero normales

Resuelves el apretón, pero te queda la duda de las cámaras. ¿Te han dejado pasar por la pinta? ¿Te están observando también ahora para que no hagas una fechoría?

Misterios misteriosos de los franceses.

(la foto, mangada a jamillan)

[5] Los feos también pasan. Yo estuve allí, muy cerca... Coincidí con la salida de una señorita y, como Peter ocupaba el de los hombres, me colé en el váter de mujeres y paralíticos (compartido, sí).
Para salir también hay que tocar un botón, pero de color rojo. Salí cojeando, por si acaso.

[6] Recuerdos universitarios. Me alegro tanto de que en el mismo día toquen el mismo tema (con perdón) el enredado, el canódromo y la murmur.

Dicen que los años universitarios dejan algunos de los mejores recuerdos de toda la vida. Y tanto. Aquellas baldosas tan relucientes, que había que mirar con gafas de sol o a través de una radiografía para no dañarse las retinas. Aquellas tres enormes bobinas de papel en cada habitáculo (con perdón), que eran un seguro a todo riesgo. Aquel Niágara purificador que atronaba al pulsar el botón y desintegraba cualquier huella del crimen. Aquella vez que soñamos con encontrar al Orfeón Donostiarra cantando mientras nosotros, mientras nosotros.

Aquel espía que hacía gimnasia intestinal para aguantar hasta la hora de bajar a clase.

[7] apretones de otro estilo. Y lo peor es cuando llegas al aseo de chicas y te encuentras con un tipo que te mira a ver si llevas cds, dvds o cosas de ese estilo y pretendes quitarles el plástico, el dispositivo de seguridad... y tú lo único que quieres es entrar, tener un momento nube de aquellos de Ágatha Ruiz y salir pitando. Así que yo, ni corta ni perezosa, le expliqué al hombre que iba a hacer ruido por otra cosa y que si olía algo raro yo no había sido porque lo mío eran las nubes... Por cierto, aquel día comí con Ander vespino y Elea G.